El Fondo Ibercocinas permitirá fortalecer el equipamiento de trabajo del comedor comunitario con ollas, amasadora, fuente y una heladera. Además se realizará un taller para compartir saberes sobre comidas tradicionales, y uso de plantas en infusiones y cremas.
Creemos en continuar ayudando todo lo que se pueda hasta donde se permita con la propuesta del Comedor
La iniciativa surge frente a las necesidades de las familias del Paraje Trompul Bandurrias (San Martín de los Andes, provincia de Neuquén, Argentina) profundizadas a partir del confinamiento en Argentina desde fines de marzo del 2020, por lo cual Miriam quien posee un emprendimiento familiar abierto meses antes, impulsó la idea de un gran comedor comunitario “una locura” como ella misma le llama.
Es así como “El Mapuche. Casa de Comidas”, adapta sus dependencias para lo que será un comedor comunitario, en el cual muchas familias del Paraje Trompul Bandurrias, en San Martín de los Andes, han podido alimentarse en estos tiempos de crisis con las 100 comidas diarias, almuerzos y meriendas que preparan Miriam, familia y amistades.
El 25 de mayo del 2020 arrancó esta idea con un gran locro compartido con la comunidad y en el transcurso ha ido surgiendo la idea de recuperar comidas típicas en base a caldos y harinas, lo que ha permitido que cada familia pueda alimentarse con calentitas pancutras, concones, corre corre, tortillas al rescoldo y tortas fritas.
Asimismo la instancia construida colectivamente en función del comedor comunitario, habilitó imaginar otras actividades que al mismo tiempo recuperan la tradición e impulsan el compartir de saberes. Por ejemplo, una compañera propuso compartir su experiencia en telar, entonces se reunieron para hilar lana, para teñirla con tintas naturales de corteza de árbol.
El Fondo Ibercocinas permitirá fortalecer el equipamiento de trabajo del comedor comunitario con ollas, amasadora, fuente y una heladera. Además se realizará un taller para compartir saberes sobre comidas tradicionales, y uso de plantas en infusiones y cremas.
Lof Che Mapuche Curruhuinca | Paraje Trompul Bandurrias, San Martín de los Andes, Neuquén, Argentina
Silvana Noemí Huenteo, Miriam Raquel Catricura, María Edth Riffo Soto, Nilda Beatriz Cayulef, Graciela Patricia Godoy.
Somos todas miembros integrantes del LOF CHE Curruhuinca.
Mi nombre es Miriam Catricura, tengo 52 años e integro el Lof Che Mapuche Curruhuinca. Soy la responsable de la idea de organizar el Comedor Comunitario El Mapuche. Cocinar siempre ha sido para mí una manera de reunir, agasajar, enseñar, trabajar y ayudar con y para otros y es algo que disfruto mucho hacer. Un plato muy especial, que preparo y he creado, son las empanadas de Murela. Las empanadas son una comida tradicional de la región y la Murela es un hongo silvestre que crece en la zona.
El día 25 de mayo de 2020 se dio un gran paso a la solidaridad en nuestro espacio. Se inauguró un comedor comunitario llamado EL MAPUCHE, transformando nuestra casa de comidas de igual nombre, que hasta la temporada de vacaciones había funcionado como restaurante emprendimiento familiar. El cual se ubica en el Paraje de Trompul, del Lof Mapuche Curruhinca (San Martín de los Andes, Provincia de Neuquen, Argentina). Este importante paso se da debido a toda la situación económica que nos encontramos atravesando, por causa de esta pandemia que paralizó el mundo y ante lo cual mucha gente la está pasando mal económicamente, por esta razón nosotros quisimos aportar nuestro granito de arena y ayudar a los que les está costando atravesar esta situación, diciéndonos a encaminar esta locura y poner todo los días en cada mesa un plato de comida para las familias de nuestro paraje que lo necesitan y gracias a las donaciones de alimentos de nos hicieron llegar podemos elaborar las comidas de todos los días.
Mi nombre es Silvana Huenteo, tengo 35 años, integro el Lof Che Mapuche Curruhuinca. Soy hija de Miriam Catricura, la referente de la iniciativa del Comedor Comunitario El Mapuche ante el Fondo Iberoamericano Ibercocinas.
Fui Kona de la Comunidad Mapuche Curruhuinca durante 6 años, periodo entre los años 2012 al 2018, que me permitieron trabajar y ayudar a mucha gente de la Comunidad, labor que me enseñó a ver las cosas con una mirada diferente y saber diferenciar las necesidades según las diferentes situaciones en que se encuentran.
Continúo colaborando en todas las actividades comunitarios que puedo y más que nada me gusta solidarizarme con iniciativas como el Comedor, principalmente en ayudar a los que más lo necesitan. Más que nada hoy que sabemos que hay necesidades muy grandes.
Soy también de referente en el contacto con el equipo de la Universidad Nacional de La Plata y junto a ellos organizamos la presentación al Concurso del Fondo Iberoamericano Ibercocinas. El apoyo del Fondo generó un profundo cambio en la iniciativa, no en nuestro propósito general, si no que por el contrario gracias al reconocimiento lo pudimos profundizar y además sentirnos tan valoradas, ser “vistas” por otras y otros y apoyadas, eso más allá de lo económico fue el gran y profundo cambio.
Mi nombre Nilda Cayulef tengo 49 años, integro el Lof Che Mapuche Curruhuinca y trabajo junto a Miriam en la iniciativa del Comedor. Me gusta hacer ayudas comunitarias con quienes más lo necesitan.
Mi nombre es Edith Riffo y tengo 65 años, mi esposo es integrante de la Comunidad Mapuche Curruhuinca. Colaboro con el Comedor porque me gusta cocinar y aprender cosas nuevas y trabajar comunitariamente.
Mi nombre es Karina Cortina, tengo 47 años, coordino el equipo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata que desde hace años trabaja con la Comunidad Mapuche Curruhuinca y la Asociación de Vecinos sin Techo por una Vivienda Digna de San Martín de los Andes (Provincia de Neuquén, Argentina)
Al conocer la Convocatoria del Concurso del Fondo Iberoamericano Ibercocinas, y conocer el gran esfuerzo que venía desarrollando Miriam, su familia y las organizaciones locales para llevar adelante el Comedor día a día, inmediatamente le propusimos a Silvana colaborar en el desarrollo de la presentación de la iniciativa.
Reconstruir la experiencia de esos meses entre el inicio del Comedor y la presentación para poder comunicarla, conocer que en esos días los saberes tradicionales y originarios se recuperaban para campear la emergencia, sugerir que se presentaran con un nombre que las identificara en su lengua, poder compartir una vez más pasos que vamos dando, en los que siempre nos proponemos producir el encuentro de saberes, sin anularnos, si no para potenciarnos y celebrar así juntxs resultar seleccionadas el reconocimiento a las ZOMO YAGEL PIUQUE TAIÑ CHE. Estamos muy felices de ganar estas pequeñas batallas culturales cuando se nos presentan oportunidades en las circunstancias que nos encontramos viviendo.
Hubo un antes y un después desde el Fondo Ibercocinas, tanto a nivel comunitario, como familiar y personal.
A partir del apoyo de Ibercocinas pudimos experimentar profundos cambios en la manera en la que estábamos llevando la iniciativa ya que al sentirnos apoyadas y visibilizadas nos dio impulso y fuerzas para realizar con más entereza nuestra labor que nace desde la solidaridad para con nuestros vecinos.
El haber tenido la instancia de poder compartir con otras iniciativas de latinoamérica, saber que éramos las únicas de más al sur, y al mismo tiempo ser reconocidas y alentadas y apoyadas por otros, hace que eso que muchas veces parece imposible pueda seguir adelante.
También reencontrarnos con nuestros saberes, nuestras comidas típicas y tradicionales en un contexto de emergencia y que eso haya sido puesto en valor en esta experiencia compartida con el Fondo Ibercocinas y los Seminarios nos ha atravesado de muchas maneras.
Gracias a que pudimos concretar el sueño de contar con herramientas adecuadas para este propósito como ollas, sobadoras, balanza, fuentes, platos, nuestros propios delantales y barbijos entre otros – teniendo en cuenta que muchos de los enseres nos lo prestaba la Escuela rural que se encuentra en el Paraje- pudimos seguir ayudando a más de 100 personas que adquirían sus platos y meriendas todos los días.
A algunos adultos mayores que no podían moverse de su hogar se les llevaba una vianda con su almuerzo y pan hecho por nosotras hasta sus casas, lo cual permitía a los más adultos de nuestra comunidad, personas que han dado tanto por el lugar y que muchas veces se encontraban solos por lo que no se alimentaban de la mejor manera respecto a horarios y demás, pudieran tener al menos 5 días de la semana un plato de comida y en un horario saludable.
Agradecemos profundamente el apoyo material en inmaterial que ha dado nuevos impulsos a nuestra iniciativa.
Creemos en continuar ayudando todo lo que se pueda hasta donde se permita con la propuesta del Comedor, asimismo y a partir de la obtención del apoyo y la participación en los Seminarios hemos decidido que vamos a comenzar a elaborar en el Restaurante familiar “El Mapuche”, que alberga al Comedor, comidas típicas y tradicionales.
Además queremos realizar nuestros calendarios estacionales y organizaremos nuestros menús con ellos.
“Cuando se emprende una propuesta así encontrarse con otras y otros que lo valoran, lo reconocen, lo apoyan hace que se pueda seguir adelante en días que parece imposible. También, la posibilidad de conocer y compartir con otras experiencias de Iberoamérica ha sido muy interesante para nosotras y enriquecedora desde la iniciativa más al Sur reconocida por la Convocatoria. Pero, claro, desde lo económico, el apoyo ha sido maravilloso, pudimos concretar el sueño de contar con “herramientas” de la cocina, que sin ese apoyo nos hubiera llevado muchísimo tiempo alcanzar… Muchos de los enseres en el momento de la transformación a Comedor y merendero, nos los prestaba la Escuela rural que se encuentra en el Paraje. Es muy profundo el agradecimiento de haber podido, en este momento tan difícil nos hayan “visto” y hayamos podido contar con este apoyo.”